Mervyn LeRoy/Estados Unidos, 1944/En abril de 1942, el teniente Ted Lawson condujo su B-25B «Ruptured Duck» al corazón de Tokio, bombardeó los objetivos que le fueron señalados y puso inmediatamente rumbo a China. Se trataba de uno de los 16 bombarderos que, tras despegar de la inestable cubierta de vuelo del portaaviones «USS Hornet», tenían la misión de atacar el territorio japonés dirigidos por el teniente coronel Doolittle, a la sazón una de las figuras destacadas de la aviación estadounidense.
En 1943, el teniente Lawson decidiría volcar su vivencia en forma de novela autobiográfica, que fue utilizada como base para desarrollar el guión de la película «Treinta segundos sobre Tokio»(«Thirty secons over Tokio»), algo que el público norteamericano demandaba en ese momento ante el cariz que tenía la guerra mundial.
El director Mervyn LeRoy realizó parte del trabajo utilizando los grandes estudios de rodaje construidos por la Metro-Goldwyn-Mayer en Culver City. En su interior fue tomando forma un grandioso decorado, construido con el propósito de simular la cubierta de vuelo del portaaviones «USS Hornet». Este amplio espacio, junto al de dos estudios adyacentes, sería igualmente utilizado para albergar cuatro bombarderos B-25 Mitchell, que debían intervenir en las escenas destinadas a mostrar el ambiente que reinaba en el portaaviones antes de llevarse a cabo la misión, al igual que el momento en que los aviones parten de la nave.
Cuatro B-25 no eran un número lo suficientemente elevado para representar la atestada cubierta del «Hornet» de forma real. Para ofrecer la impresión de contar con más ejemplares en el plató, los equipos de decoradores se pusieron manos a la obra para construir varias siluetas planas a tamaño natural, dotándolas de la debida perspectiva de visión. Y durante la fase de filmación en exteriores, la productora contó con la participación de los Mitchell asignados a un grupo de entrenamiento que permanecía desplegado en la base de Mather, Sacramento. De esta forma, las tomas aéreas filmadas con el propósito de recrear el vuelo de los bombarderos camino de sus objetivos, y el posterior ataque de éstos, tuvieron comoescenario de fondo las costas de California.
El reparto era el ya clásico en las películas bélicas del momento, encabezado por el mítico Spencer Tracy, que encarna magistralmente a Doolitle. Por supuesto, el estreno en 1944, en plena guerra, fue todo un acontecimiento y el film, que logró un éxito comercial inmediato, haría las delicias de al menos dos generaciones. Las escenas del despegue del portaaviones, filmadas en la acción real, han pasado a la historia.